El Método SER, creado por Marina Bassas, es un enfoque integrador de crecimiento personal y gestión emocional que invita a vivir con más presencia, compasión y autenticidad. Ha demostrado científicamente que entrenado al cerebro a resolver todo cuanto inquiete, a través de la práctica de la (auto) compasión, hace mella en la felicidad, paz interior y en la resolución de conflictos.
Está diseñado para ayudarte a conectar contigo mismo/a, con los demás y con la vida desde una mirada más consciente y humana. Combina herramientas de mindfulness, autocompasión, educación emocional, neurociencia y filosofía contemplativa, entre otras.
¿Qué significa SER?
S – Silencio consciente
Espacios de presencia, autocuidado y escucha interior a través de prácticas como el mindfulness y la atención plena.
E – Escucha compasiva
Cultivar la amabilidad, la empatía y la aceptación hacia uno mismo y hacia los demás.
R – Resonancia emocional
Aprender a conectar desde la autenticidad, gestionar conflictos con compasión y reconocer la humanidad compartida.
¿Para quién es el Método SER?
Está dirigido a cualquier persona que desee gestionar sus emociones de forma eficiente, vivir con mayor profundidad, claridad y compasión, así como a profesionales que acompañan a otros, como:
Terapeutas, coaches y profesionales del ámbito de la salud
Educadores, padres y madres
Líderes y personas en roles de acompañamiento
Personas en búsqueda de crecimiento personal y equilibrio emocional
Potenciar el autoconocimiento y la gestión emocional consciente
Aprender a relacionarte contigo y con los demás con más amabilidad y empatía
Reducir el estrés, prevenir el burnout y fomentar el autocuidado sostenible
Mejorar la comunicación y la resolución de conflictos desde la auto compasión y la compasión
Conectar con tu propósito, tu voz auténtica y una forma de estar más plena en la vida
Además de ofrecer un camino de autoconocimiento y transformación, el Método SER entrena cualidades fundamentales para vivir en equilibrio y en conexión profunda con una/o misma/o y con los demás. A lo largo del proceso, cultivamos la aceptación como base del estar, la amabilidad como actitud hacia lo que somos, la empatía como puente emocional, la ecuanimidad como sostén en la dificultad y, finalmente, la humanidad compartida como reconocimiento de que no estamos solas/os en la experiencia de ser humanas.